miércoles, 15 de agosto de 2012

Toda regla tiene su excepción



Mi experiencia como estudiante de la Universidad de Lima me otorga el derecho a opinar sobre sus profesores y el nivel de enseñanza que ellos poseen. Dicha opinión es justamente eso, una opinión personal, y no debe ser tomada como un ataque o una vendetta personal contra algún profesor o profesora de la Universidad. La verdad es que, mayoritariamente, no me quejo de la calidad de enseñanza de los profesores de la de Lima. Casi en su totalidad, los profesores de esta, mi universidad, me han parecido dinámicos, didácticos y sobre todo, su nivel de conocimiento con respecto al curso enseñado me ha satisfecho casi siempre. Sin embargo, habiendo sido profesor también, soy bastante exigente en cuanto al tacto y modo de enseñanza que me parece todo profesor debe tener. Así, debo decir que durante toda mi vida universitaria, ha habido solamente un profesor cuya clase, mejor dicho, cuya personalidad me ha parecido de lo más nefasta. Entiendo el porqué de su firmeza, rudeza debería decir, pero no me parece que su manera de ser y de dirigirse a los alumnos sea tan grosera. Un profesor, en mi opinión, debe buscar ser asequible; así también, más que miedo debe inspirar respeto, conceptos que si bien es cierto están ligados, no deben ser entendidos, en mi opinión, como sinónimos perfectos.  

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